Una vez pasada la frontera de los cuarenta, la vida cambia. Los que ya
tenemos dígitos detrás del cuatro o del cinco vemos como el paso del
tiempo nos trae entierros en lugar de bodas, y vemos como aquellos
artistas que nos impactaron o marcaron momentos de nuestras vidas se van
de este plano de la existencia. Tenemos que luchar día a día por
encontrar nuevas ilusiones y nuevas experiencias que compensen de alguna
forma esas pérdidas si no queremos convertirnos en viej@s amargad@s.
Y no es un ejercicio fácil, porque en esta etapa de la vida recibimos
demasiadas noticias negativas, bien vía noticias de asesinatos y/o
catástrofes, bien de problemas que afectan a los que nos rodean. Por
todo esto es tan importante buscar todos los días una ilusión, un motivo
para sonreír y una excusa para aparcar los problemas... Y tomarnos este
ejercicio como nos tomamos la pastilla de la tensión: obligatoriamente y
a diario. Y para ello, nada mejor que acercarse al que destile buenas
vibraciones y alejarse de personas tóxicas y amargadas, esas que
convierten sus problemas en algo que sucede por culpa tuya o te hacen
sentir responsable de sus desgracias. Seamos felices, que la vida es muy
corta para pasarla peleando o amargados.
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