miércoles, 29 de febrero de 2012

Dieta

Debido a unos dolores lumbares que no remitían, hace unos meses recibí el imperativo médico (en forma de consejo) de perder algo de peso.

Antes que nada, debo reconocer públicamente que he sido un gran denostador de las dietas y regímenes adelgazantes. Siempre he pensado que son un negocio en el que nunca faltan clientes, debido a la presión mediática que sufren la gran mayoría de ciudadanos sobre el tema en cuestión. Mientras que en tiempos pasados, el ejemplar de belleza física venía definido por la orondez y el buen comer (¡¡¡Qué hermoso está el niño!!! se decía para manifestar el buen color y la abundancia de carne) y podíamos verlo reflejado en el famoso cuadro de "Las tres Gracias" de Rubens, hoy día el modelo a seguir es el del peso mínimo, la delgadez y la estilización de la figura.

Sin embargo, y debido a mi sufrimiento, tuve que sucumbir a mis propias críticas y ponerme en manos de un especialista que recondujera mis hábitos alimenticios. Y recalco lo de HÁBITOS ALIMENTICIOS.

Tras haber estado bajo supervisión durante cinco meses, he perdido 15 kilos y 17 centímetros de cintura, pero lo más importante no ha sido la pérdida de peso (que es lo que a todo el mundo le llama la atención), sino el haber llegado a ciertas conclusiones que estimo primordiales para mantener el resultado. Todas las dietas que conozco y de las que escucho hablar tienen el mismo índice de éxito inmediato, como de fracaso a largo plazo, y creo haber descubierto la pauta.

Como bien indiqué hace dos párrafos, son necesarias varias actitudes para que una dieta funcione de por vida, y me gustaría analizarlas y pormenorizarlas en el blog.

  1. CAMBIO DE HÁBITOS: El primer paso para que una dieta tenga éxito a muy largo plazo es la predisposición a cambiar hábitos. Todas las dietas fracasan debido a este factor, ya que las personas se acercan al régimen PARA PERDER PESO, mientras que la actitud debe ser distinta. Si tan sólo queremos perder unos kilitos para entrar en el traje, nuestra mente irá contando los días que quedan para volver a comer "de todo".       ERROR       . La mejor forma de que el sistema funcione, pasa por cambiar las rutinas diarias PARA MANTENERLAS EN ADELANTE. Si nos llevamos dos meses a base de verduras hervidas y comidas medidas por peso, para luego volver a las mezclas habituales y al descontrol de horarios y productos NO RESULTARÁ POSITIVO NINGÚN SISTEMA DE PERDIDA DE PESO. La mejor forma de perder peso es aprender nuevos hábitos Y DISFRUTAR DE ELLOS. Más números de comidas a lo largo del día, alimentos que no incrementen las grasas del cuerpo, truquitos para mantener hidratado el organismo con los famosos DOS LITROS DE AGUA, etc. ¿Quiere decir ésto que nunca voy a poder comer de lo bueno? Esta pregunta nos lleva al segundo punto.
  2. CAMBIO DE MENTALIDAD: Siempre identificamos las dietas con el concepto de pasar hambre, sin embargo (y en el fondo) todos sabemos que ésto no es cierto. El estado de privacidad al que llamamos hambre suele ser confundido con el estado de privacidad de LAS COSAS QUE NOS GUSTAN. El cuerpo necesita de todos los elementos nutrientes (proteínas de la carne y el pescado, azúcares de la fruta, vitaminas, hidratos de carbono, etc...), pero no en la misma cantidad diaria y semanal. Es por ello que una dieta equilibrada pasa por tomar de todo PERO EN SU JUSTA CANTIDAD. Sin embargo, solemos identificar lo bueno con los alimentos que más grasa o azúcares aportan (que son aquellos a lo que no queremos renunciar) y son éstos los que tomamos en mayor cantidad y asiduidad. Una dieta compuesta por cinco o seis comidas al día dificilmente nos puede hacer pasar hambre, entre otras cosas porque aún no se ha terminado la digestión de una toma, cuando ya se está tomando otra. Pero la ansiedad por tomar en exceso lo que no se debe (fritos, frutos secos, alcohol, carnes rojas, dulces y bollería) es la que marca el fracaso a largo plazo de la intencionalidad de perder o mantener un peso concreto.
  3. EJERCICIO: Todo dietista y nutricionista insiste por activa y por pasiva en la necesidad de realizar ejercicio para completar el sistema de alimentación. De hecho, y utilizando un simil bancario, nuestro organismo es como una cuenta corriente: Si sólo ingresamos dinero pero nunca sacamos ó gastamos, nuestra cuenta bancaria ENGORDA; Si sólo sacamos dinero pero nunca ingresamos, adelgaza hasta crear daño en forma de intereses en nuestra contra. La única forma de mantener un saldo estable es hallar el EQUILIBRIO ENTRE LO QUE SE INGRESA Y LO QUE SE GASTA. Si estamos en proceso de perder peso, hay que gastar más de lo que se ingresa, y no es menos importante seguir gastando en la misma medida que se ingresa una vez que hemos llegado al peso recomendado. Sin embargo, NUNCA ENCONTRAMOS TIEMPO PARA EL EJERCICIO (la forma más efectiva de "gastar"), motivo por el cual las dietas nunca llegan a las expectativas creadas.
  4. EXCEPCIONES Y NORMAS: ¿Es que voy a estar toda la vida de dieta? Es otra pregunta habitual ante tales planteamientos. Y la respuesta es fácil y contundente: CLARO QUE NO. Pero hay que tener claro los conceptos de NORMA y EXCEPCIÓN. Si queremos una dieta equilibrada y sana, una vez perdido el peso y hallado el bienestar, hay que continuar con los hábitos adquiridos. Pero la vida social nos suele impeler a romper esa rutina, Y ES EN ESE MOMENTO CUANDO TENEMOS QUE SER CONSCIENTES DE CUANTAS EXCEPCIONES COMETEMOS A LO LARGO DE UN AÑO. La excepción debe ser fiel a  su definición, y ser un momento puntual dentro de una rutina establecida. Cuando las excepciones se repiten con asiduidad SE TRANSFORMAN EN RUTINA, sustituyendo al hábito creado,  o creando una rutina paralela que no beneficia al asunto tratado en el artículo. Una excepción no puede repetirse cada fin de semana, durante los tres días (si lo que se quiere es mantener un peso), todos los meses. Se puede considerar una excepción un cumpleaños (una vez al año), una boda (una vez o dos en la vida), un aniversario, etc. Sin embargo NO ES UNA EXCEPCIÓN SALIR POR SISTEMA TODOS LOS SÁBADOS A COMER FUERA, SINO UNA RUTINA ó HÁBITO.
Sin tener claras estas premisas, ningún sistema de mantener o perder peso funcionará jamás. Y la falta de este convencimiento es la creadora de una fuente inagotable de clientes para los miles de establecimientos dedicados a enrriquecerse gracias a la pérdida de peso.

Espero haber ayudado a alguien (aunque es más fácil que me haya granjeado el odio de muchos con mis reflexiones).

1 comentario:

  1. Muy de acuerdo en todo, mi experiencia personal lo confirma. Hace unos 3 años pesaba casi 90 kilos, nunca he sido de comer mucho pero era evidente que la ecuación diaria calorías consumidas - calorías "engullidas" era siempre positiva.
    Por mi rutina diaria, comidas fuera de casa principalmente , me era complicado seguir un régimen al uso, así que decidí actuar con lógica.
    Según mi criterio, la comida que "más" engorda es la cena y la que "menos" el almuerzo... dicho esto así suena a chorrada, quizás lo más correcto sería decir que, tras almorzar, normalmente, uno suele seguir realizando su actividad habitual, mientras que tras la cena, lo normal es el sillonball o la cama.
    Resumiendo, en el primer caso tras "engullir" calorías , quemas, pocas o muchas, pero tras la cena, todas van a esa despensa que poco a poco se irá convirtiendo en michelín.
    Basándome en ello, cambié mis hábitos, cena muy ligera, un par de yogurts, un sandwich integral de pavo con ensalada.. cosas así, la pérdida de peso fue lenta pero continua, 14 kilos en 6 meses, pero eso no fue lo mejor, lo mejor ha sido comprobar que me he HABITUADO a cenar ligero gracias a lo cual no he vuelto a engordar.
    Con paciencia y un poquito de voluntad se consigue.... curioso, esta reflexión es aplicable a muchas otras facetas de la vida
    Un abrazo
    JR

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